En estos últimos años de crisis he escuchado a numerosos expertos macroeconómicos dar clases magistrales del porqué, de las consecuencias, de los errores y de los grandes pactos internacionales para salir de esta crisis. Todo ello por supuesto enfocado siempre a las grandes entidades bancarias y multinacionales.
Al inicio de la crisis se tomaron medidas como recortar el sueldo a los funcionarios. Estos rápidamente entraron en pánico, miedo y temor, puesto que se abría para ellos una situación de gran incertidumbre laboral y económica. En consecuencia, el consumo que ellos generaban disminuyó drásticamente, provocando que la base de la economía comercial se viera afectada. Automáticamente me pregunté:
¿Quién impulsará entonces el consumo en el pequeño comercio o negocio?
Se ha cuantificado en innumerables ocasiones el ahorro en el salario de los funcionarios, pero nadie ha analizado el coste de reducir el consumo que ellos generaban.
Ahora, paradójicamente estamos en una situación en la que se pretende impulsar el consumo a toda costa.
Muy pocos han entrado en el problema de base de las pequeñas y medianas empresas, de cómo les afecta y de sus posibles soluciones. Como economista observo el desarrollo real de las pymes y los autónomos, y puedo asegurar que realmente se ha pasado y se está pasando con mucha dificultad el día a día en los pequeños comercios, industrias, restaurantes, autónomos. No hay medios suficientes y no pueden financiarse si no mediante la garantía y los avales de la vivienda, mujer, hijos, padres, abuelos, amigos y hasta de alguna alma caritativa que pase por allí.
Se ofrecen y publicitan líneas políticas de crédito y se fomenta la innovación, pero ¿con qué dinero?
Al principio y al final siempre es lo mismo: tú y solo tú tienes que dar con la solución para no caer en el infierno económico.
JOAN CARLES ROIG
Economista y Auditor de Cuentas en ROIG I ROIG ASSESSORS
Licenciado en Administración y Dirección de Empresas
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