Son muchas las empresas que han cerrado sus puertas a raíz de esta crisis económica y otros que luchan para sobrevivir. Esta situación angustia los empresarios, que día a día trabajan para mantener sus negocios. Hay que reflexionar sobre el trabajo realizado y preguntarse si está enfocado en la dirección correcta, ya que muchos creen que a pesar de hacer muchas cosas por su negocio no consiguen los objetivos. Esto provoca el desgaste y el sufrimiento de los empresarios que ven como sus comercios tambalean, por no haber llevado a cabo una dirección estratégica basada en el orden y la planificación.
Los directivos han tenido que exprimir su cerebro para conservar los clientes, pero también para captar otros nuevos. En un mercado tan global y competitivo como el actual, es necesario además de ser un buen profesional, ser un buen estratega. Esto significa ver la oportunidad de negocio antes que nadie, descubrir nuevos productos o servicios que ofrecer y, en definitiva, destacar entre todos los competidores.
A menudo tratamos con empresas que toman decisiones que no funcionan, no es suficiente en bajar los precios, publicar en redes sociales, poner un escaparate vistoso, rebajar dramáticamente el sueldo de los trabajadores o despedirlos, ni tampoco en apagar las luces de nuestra empresa. Lo más importante es encontrar la manera de incrementar las ventas y controlar los gastos. Este debe ser el verdadero objetivo y en esta dirección se ha de trabajar. Los clientes se tienen que ir a buscar aquí o fuera.
Realmente, no es difícil. Sólo hay que fijarse en la esencia de cada empresa y potenciarla en todos los sentidos, a la vez que hay que identificar las debilidades existentes y corregirlas, y sobre todo, aprovechar las oportunidades que el mercado ofrece. Definir una dirección estratégica es indispensable para continuar y lograr el éxito empresarial.
Como decía Albert Einstein: «no podemos obtener resultados diferentes si siempre hacemos lo mismo».
Thaïs Amor
Dirección Estratégica en Roig & Roig
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