Uno de los momentos más importantes (y también más delicados) en la vida de una empresa es cuando el volumen de trabajo supera la capacidad del equipo actual. Esa sensación de no llegar, de rechazar clientes, de trabajar fines de semana… Y surge la pregunta:
¿Necesito contratar a alguien?
La decisión de incorporar a un trabajador no debe tomarse a la ligera. Implica una responsabilidad legal, económica y organizativa, pero también puede marcar el inicio de una nueva etapa de crecimiento.
Diciembre nos invita a hacer balance, puntos positivos y puntos negativos del recorrido del año, en ocasiones implican tomar decisiones, no solo económicas sino también organizativas.
Aquí te explicamos todo lo que necesitas saber antes de dar el paso.
¿Cuándo tiene sentido contratar?
Antes de lanzarte, hazte estas preguntas clave:
- ¿El exceso de trabajo es puntual o estructural?
- ¿Podrías automatizar parte de las tareas antes de contratar?
- ¿Serías capaz de delegar de verdad?
- ¿Tu estructura económica puede sostener un salario fijo + costes sociales?
Si la respuesta es afirmativa, estás ante una buena oportunidad para crecer.
Costes reales de contratar a un trabajador
Contratar no es solo pagar un salario. Hay costes directos e indirectos que debes tener en cuenta:
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Coste salarial bruto
Es lo que acuerdas pagar al trabajador antes de retenciones y cotizaciones.
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Cotizaciones a la Seguridad Social
A cargo de la empresa, suponen aproximadamente un 30% adicional sobre el salario bruto. Incluyen contingencias comunes, desempleo, formación, FOGASA y accidentes de trabajo.
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Retenciones de IRPF
Son a cargo del trabajador, pero tú, como empresa, las ingresas en Hacienda a través del modelo 111.
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Costes administrativos
Gestoría, nóminas, contratos, seguros sociales… Si no tienes departamento interno, necesitarás un asesor laboral de confianza.
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Prevención de riesgos laborales
Aunque el puesto sea de oficina, estás obligado a:
- Contratar un servicio de prevención ajeno.
- Realizar una evaluación de riesgos.
- Formar e informar al trabajador sobre los riesgos de su puesto.
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Equipamiento y medios
Espacio físico, ordenador, herramientas, licencias, email corporativo, etc. Aunque a veces se subestiman, son parte del coste de integración del nuevo empleado.
Obligaciones legales básicas
Antes de que empiece a trabajar, deberás:
- Dar de alta al trabajador en la Seguridad Social (modelo TA.2/S).
- Firmar un contrato y registrarlo en el SEPE.
- Comunicar la contratación al Servicio Público de Empleo (Sistema RED).
- Informar a tu mutua colaboradora.
- Garantizar que el trabajador esté dado de alta en prevención de riesgos.
Además, si es tu primer trabajador, deberás darte de alta como empresa empleadora en la Seguridad Social (modelo TA.6).
Tipos de contrato
Según la necesidad, puedes valorar:
- Indefinido: si es una necesidad estable. Puedes acogerte a bonificaciones si cumples ciertos requisitos.
- Temporal o eventual por circunstancias de la producción: cuando hay un aumento ocasional y puntual del volumen de trabajo.
- Fijo discontinuo: si hay campañas o trabajos que se repiten cada año.
- Contrato de formación en alternancia: para jóvenes sin cualificación.
- Contrato para la obtención de la práctica profesional
Cada tipo tiene sus reglas y costes asociados. Tu asesor laboral te ayudará a elegir el más adecuado.
Cómo delegar: una cuestión de confianza y método
Contratar a alguien no resuelve nada si no estás dispuesto a delegar tareas de forma efectiva. Algunos consejos:
- Define bien el puesto de trabajo: funciones, objetivos y límites.
- Documenta procesos básicos: facilita el aprendizaje.
- Establece canales de comunicación claros.
- Confía, pero revisa: la supervisión no es control excesivo, es guía.
Delegar es uno de los retos más difíciles para muchos empresarios, pero también el más liberador cuando se hace bien.
¿Y si no funciona?
Es normal tener dudas. Nadie garantiza que la contratación será un éxito. Pero si lo haces con planificación y buena asesoría, puedes:
- Evaluar durante el período de prueba (generalmente de 2 a 6 meses según el convenio).
- Establecer objetivos claros desde el inicio.
- Detectar a tiempo si necesitas ajustar el perfil o replantear funciones.
En cualquier caso, siempre hay una vía legal para gestionar una situación que no haya salido como esperabas. Lo importante es estar bien informado desde el principio.
En resumen
Contratar a un trabajador no es solo un trámite, es un paso estratégico en la evolución de tu empresa.
Implica costes, obligaciones y también un cambio de mentalidad: pasar de hacer tú mismo a coordinar un equipo.
Con un buen asesoramiento y una visión clara de tus necesidades, puede ser la mejor decisión que tomes este año.
¿Estás valorando contratar por primera vez o ampliar tu equipo?
Podemos ayudarte a analizar la viabilidad, calcular los costes reales y acompañarte en todo el proceso, desde el alta hasta el seguimiento del nuevo empleado.
Alejandro Roig
Abogado Laboralista




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